El mate da para todo. Nos acompaña en todo momento. En las mañanas, en las tardes, en las noches. Y yo tengo algunas breves historias con nuestra querida infusión, argentina.
Una vez preparaba el termo con agua caliente. Y cuando voy a poner con la pava el agua en el mismo...¡zaz!...me cae agua hirbiendo en la mano izquierda. Juaaa!...Al hospital fui a parar, para que me dijran qué podía hacer. Me vendaron la mano, y colocaron una pomada. Se me había salido la piel, eh.
Pero al cabo de algunos días, todo pasó. En fin..
Otra vez, -más de una- se me cayó de la mano, por estar bailando aqui,en mi depto, con él en mi mano Jaa!. Enchastré toda la pared, al saltarse la yerba. Ja!.
La bombilla le tuve que cambiar algunas pocas veces,por mala, y también, por falta de mantenimiento. Pero compré una mejor. Ahora anda muy bien.
Y hoy, precisamente, hoy, cuando me inspiro para escribir estas pequeñas ancécdotas, se me cae de la mno otra vez, y tengo que agarra un trapo de piso y limpiar. Pero bue!!...estoy contento, porque esta semana, salgo con una chica a comer a un restaurante céntrico, y ahi no habrá mate, sino una paella, muy rica. Eh. Para saborear y quizas, con una linda música. Ah...si. Ya saben, estoy loco de re-MATE. Jaa!!.
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